Esta lechuza pertenece a la subespecie Tyto alba alba y se encontraba encerrada dentro de la iglesia de la localidad de Loporzano y no sabía salir.
Dió la casualidad que aparecieron Paloma Barrachina del Val Jefa de la Unidad de Conservación del Medio Natural en Huesca. Departamento de Desarrollo Rural y Sostenibilidad (GOBIERNO DE ARAGÓN), y el vecino José María Sanagustín realizando en esta zona un estudio sobre las lechuzas que habitan en los pueblos del Abadiado para intentar repoblar donde no haya y así poder controlar la proliferación de ratones.
Al final, sacaron la lechuza, vieron que estaba fuerte y la soltaron.